Opinión

Castillo de Juslibol

Últimamente se ha solicitado desde diversas instancias que se retome el Plan Urbanístico sobre las Cuevas de Juslibol. Además de este ejemplo de hábitat rupestre tradicional, en este barrio rural de Zaragoza encontramos un elemento patrimonial e histórico de primer nivel: el Castillo de Juslibol.

Últimamente se ha solicitado desde diversas instancias que se retome el Plan Urbanístico sobre las Cuevas de Juslibol. Además de este ejemplo de hábitat rupestre tradicional, en este barrio rural de Zaragoza encontramos un elemento patrimonial e histórico de primer nivel: el Castillo de Juslibol.

Sito en el mismo núcleo urbano, justo a la altura de la Iglesia parroquial, este castillo fue un hito fundamental en el momento de la conquista aragonesa cristiana de la Zaragoza musulmana. Conocido como Picote de San Martín, está situado en el extremo NNE del pueblo de Juslibol, a unos 7 kilómetros del centro de la ciudad de Zaragoza. Ocupa un cerro aislado de yesos miocenos coronado por restos de la terraza fluvial T5 del Ebro, fuertemente deformada por la karstificación de los yesos, a unos 70 metros de altura sobre la llanura aluvial del Ebro.

Posiblemente fue construido por la taifa saraqustí, como parte de una línea defensiva de castillos y torreones siguiendo el escarpe del Ebro, ante la amenaza militar por el norte de la ciudad.

Tras su conquista por Pedro I de Aragón en 1101, se le bautizó como Deus lo vol (Dios lo quiere), grito de guerra de los cruzados y que dará nombre al pueblo de Juslibol actual. Diecisiete años más tarde sirvió como base del ataque definitivo para la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en el 1118 d. C.

Los restos consisten en una estructura defensiva compleja de fosos, murallas y torreones y diversas paredes aún en pie. Otros elementos seguro que aguardan a ser excavados. Con la información actual, conocemos que la construcción tuvo que realizarse a comienzos del siglo XI. Por otra parte, a mediados del siglo siguiente el castillo debía haber perdido ya su poder estratégico original (una vez conquistada la ciudad musulmana de Zaragoza), ya que por entonces casi la mitad de la capacidad del foso principal había sido rellenada por sedimentos.

La situación de progresivo deterioro hace imperiosa la pronta, en la medida de lo posible, recuperación de este bien cultural para la memoria y el deleite de los ciudadanos. El proceso de trabajo debería incluir una primera documentación topográfica y arqueológica que permitiera preparar un proyecto arquitectónico de rehabilitación y presentación al público.