Zaragoza 1 - Salamanca 3

El Real Zaragoza se ha despedido en el estadio municipal de La Romareda de su calvario en Segunda División, perdiendo ante el Salamanca por goleada.
Zaragoza.- La palabra adiós ha mandado hoy en el estadio municipal de La Romareda. El primer equipo del Real Zaragoza cumplía su última penitencia en Segunda División A, después de haber ascendido matemáticamente hace ya tres semanas a la élite. Xavi Aguado y Santiago Aragón, dos figuras atípicas del segundo mejor bloque del club blanquillo a lo largo de toda su historia, se despedían del fútbol activo, el primero de baja médica y el malagueño de corto. A estos dos ilustres se unían otros que, sin apuntarse al paro, iban a cambiar de elástica: Komljenovic, Galca -pese al sofoco de Paco Flores- y Jamelli -al que el técnico zaragocista ni tan siquiera había incluido en la lista de convocados. Incluso, otros mimbres con contrato en vigor para el próximo ejercicio (Yordi, Peternac, Juanele, Iñaki, Jesús y hasta Ferrón) intuían que la fiesta de despedida también podía ir con ellos. Tanto preparativo para echar semejante cúmulo de telones dejaba en último plano la intrascendente cita ante el Salamanca.

Santiago Aragón, con su último brazalete de capitán, se secó las lágrimas, del mismo pedigrí que las que aún derramaba Xavi Aguado desde el palco, para ofrecer su testamento de un fútbol que no tiene ya ni sucedáneos que puedan imitarle. Pese a Flores, el “talento” malagueño buscaba que el espectáculo fuese la antesala del triunfo. Y Galletti fue el primero en intentar que el marcador registrase el símbolo del 1-0, clave del retorno del Zaragoza a Primera División.

Sin el espíritu competitivo que sólo otorgan los puntos en disputa, el calor volvía a ser un buen argumento para que alguno redundase en la demagogia barata para explicar qué había ocurrido sobre la hierba. Pero mejor no insistir en la aburrida verborrea de ese elemento en concreto que intenta llevar al extremo opuesto de la auténtica realidad lo que se ha vivido en primavera, verano, otoño e invierno.

Y menos mal que por ahí estaba, también de despedida, Yordi para inaugurar el luminoso y, de paso, aumentar a 16 sus dianas en la Liga. Cedido, cuando era “pichichi” del equipo, a mitad de la temporada del descenso, el ariete gaditano, que ahora espera con impaciencia que la entidad cumpla la palabra de liberarle de los dos años que todavía le restan de contrato, no dudó en rentabilizar una gran jugada de Corona, roñoso con su enorme calidad. Aunque, en periodo de descuento, y en su segunda oportunidad, Roberto Fresnedoso puso, ante la relajación de la zaga local, el 1-1.

IRRITACIÓN

Tras la reanudación, Flores, quizás para ir haciéndose a la idea -sí es que él mismo, al final, no recibe una oferta que le aconseje hacer las maletas- prescindió de Galca para dar entrada a Soriano. Era la manera de ir perfilando la base para la campaña venidera. Y eso que Raúl Sánchez puso el 1-2 tras otra mácula de la defensa blanquilla.

Si en la categoría de plata, de la que se dice que no admite un alto cociente intelectual en materia balompédica, se ha mostrado como el jugador con más cerebro, Aragón debería replantearse su despedida. Y es que en Primera División tampoco sobran futbolistas de su calidad técnica. Además, si siguen Flores y el presidente, Alfonso Soláns, por qué no lo hace el malagueño. Así lo entendió el público, que, tras volver a aplaudir al capitán, pitó al entrenador zaragocista cuando ordenó su cambio.

Lejos de lo visto en la primera parte, el Zaragoza fue superado por el cuadro charro en la mitad definitiva. Tampoco se jugaban nada los chicos de Jorge D´Alessandro, pero iban ganando. Y esto abre otra reflexión: cuánto sufrirá el zaragocismo en la élite si Soláns y Flores continúan con sus obstinaciones y, sobre todo, en sus puestos. Y es que ni uno ni otro parecen los mejores para estos lares.

Tanto despropósito acabó por irritar a los aficionados maños. Dolidos por la marcha de Xavi Aguado y Santiago Aragón, el ridículo ofrecido les hacía pensar en el futuro. Con la libertad que, a veces, les recriminaron Soláns y Flores, mostraron su desacuerdo con este dúo. La despedida acabó, después de los aplausos para quienes lo merecían, en agua-fiesta y pitidos hacia el técnico y el máximo accionista. Si esto sirviese para que dejasen sus respectivos cargos, bienvenida la muestra de desaprobación. Y es que lo de menos era ya el 1-3 materializado por Pepe Domingo.