Un lustro de luces y sombras

Cinturones, riberas, infraestructuras, equipamientos... La Expo 2008 supuso una gran transformación de la ciudad a todos los niveles. Sin embargo, cinco años después, edificios tan emblemáticos como la Torre del Agua, el Pabellón-Puente o las telecabinas siguen sin uso en un recinto de Ranillas que no termina de despegar comercialmente.

Zaragoza.- El 13 de junio de 2008, la Familia Real al completo, presidentes de varios países, el Gobierno español y diversos líderes regionales y locales daban el pistoletazo de salida a tres meses inolvidables para Zaragoza.

La Expo del Agua había nacido. Una inversión millonaria dotaba a la ciudad de infraestructuras y mejoras en las riberas. Previamente, se inauguraban cinturones viarios, la Intermodal de Delicias se ponía en marcha y el Aeropuerto ampliaba sus instalaciones. Eran sencillamente otros tiempos.

Durante tres años y medio, Ranillas se llenó de máquinas, arquitectos y obreros dispuestos a crear edificios vanguardistas. Todos fueron diseñados con el objetivo de que tras la Expo, la estructura se mantuviera y el interior se convirtiera en oficinas. Sin embargo, cinco años después, la crisis económica ha dejado una realidad bien distinta: la mayoría de edificios estrella de la Muestra se encuentra actualmente en desuso, el parque empresarial sólo está ocupado al 50% y el legado inmaterial de la Tribuna del Agua ha caído en el olvido.

Contra este panorama desolador lucha la Asociación Legado Expo. Su presidente, Juan Ibáñez, destaca que el objetivo es preservar la riqueza que dejó un evento que revolucionó la capital aragonesa y aprovecharlo: “La Expo marca un antes y un después en Zaragoza, ya que sirvió para transformarla en su totalidad gracias al Plan de Acompañamiento”.

El ejemplo más claro de renovación está en el meandro de Ranillas. Antes de la Expo, cuenta Ibáñez, era un paisaje denostado con construcciones ilegales, lleno de vertederos y de huertas sin rentabilidad. Era una zona de la periferia no asimilada por la ciudad. Las cosas cambiaron y actualmente es un espacio abierto con uno de los parques más grandes de España -110 hectáreas- acompañado de obras emblemáticas como el Puente del Tercer Milenio o el Pabellón-Puente de Zaha Hadid.

Pero si de algo están orgullosos los organizadores de la Expo es de haber convertir la ribera del Ebro en una calle Mayor de la ciudad con parques y zonas para pasear. El Ministerio de Medio Ambiente invirtió una cantidad cercana a los diez millones de euros. Además, se consiguió que el río fuera navegable, pese a que año tras año hay que dragarlo para que los barcos puedan surcarlo.

Aunque lo que realmente ha dado vidilla al recinto ha sido el traslado de funcionarios a la Ciudad de la Justicia. Los nuevos tribunales de la ciudad ocupan el que fuera el Pabellón de las Comunidades Autónomas. A corto plazo está previsto que unas 5.000 personas diarias pasen por este espacio, que aglutina en un solo edificio a los 62 juzgados antes dispersos por toda Zaragoza.

La CAI dejará la Torre del Agua
La CAI dejará la Torre del Agua

Edificios para rodar anuncios y poco más

Para otros, como el Partido Popular del Ayuntamiento de Zaragoza, la post-Expo ha sido un sonado fracaso. Y es que no hay más que darse una vuelta por el recinto para comprobar que los principales buques insignia de la exposición siguen completamente vacíos.

Entre estas sombras destaca por su altura la Torre del Agua. Este “rascacielos” de 76 metros y forma de gota supuso una inversión de unos 54 millones de euros. La CAI se hizo cargo de su mantenimiento y en cinco años su mayor éxito ha sido albergar a los congresistas europeos de Renault, que convirtieron temporalmente el complejo en una discoteca, y también ha servido para el rodaje de varios anuncios publicitarios.

La fusión de Ibercaja con Caja3 ha provocado que la entidad vaya a dejar el edificio y lo adquiera Expo Empresarial. El consejero de Cultura y Medio Ambiente, Jerónimo Blasco, espera que esta vuelta al principio sea una buena noticia y confía en que pueda estar abierto a lo largo de 2013 con la escultura Splash en su interior.

Al que tampoco le han dado uso es al Pabellón de Aragón. Costó más de 25 millones. El Gobierno de Aragón quería convertirlo en la Consejería de Educación, pero la crisis y la inversión millonaria que habría que acometer para su acondicionamiento han frenado ese posible uso administrativo.

El Pabellón Puente, que costó 87 millones de euros, podría tener más suerte ya que su futuro está próximo a desbloquearse. Ibercaja, actual dueña de esta obra de Zaha Hadid, tiene la intención de transformarlo en un centro dedicado a la innovación y a la tecnología. Sin embargo, por el momento sigue sin fecha para su reapertura. Actualmente recibe visitas guiadas y entre sus extrañas paredes ha cobijado cenas de alto copete y anuncios de coches.

La Ciudad de la Justicia ha traído vida al recinto
La Ciudad de la Justicia ha traído vida al recinto

Uno de los edificios más deteriorados es el Pabellón de España. Esta obra, diseñada por el arquitecto Patxi Mangado, pertenece al Gobierno central y se encuentra actualmente en un estado lamentable. La estructura está vallada y el bosque de columnas pierde día a día su cubierta de cerámica. En 2008 ya se hablaba de utilizarlo como Instituto del Cambio Climático e incluso se dio como fecha de apertura el año 2009. A día de hoy, todavía no hay ni rastro de que alguna actuación vaya a comenzarse a corto o medio plazo.

La Telecabina de la Expo se construyó con la idea de unir la estación intermodal Delicias de Zaragoza con el recinto de la Expo 2008. En 2011, la empresa Aramón la cerró por su escasa rentabilidad. A fecha de hoy, este transporte sigue sin desmontarse.

A juicio de Juan Ibáñez, las administraciones tienen que hacer un esfuerzo para potenciar el uso de los edificios e impulsar el distrito Expo, un proyecto que sigue adelante y que consiste en incluir piezas de la Muestra en edificios que tuvieron protagonismo.