La prevención es el mejor tratamiento

Los incendios forestales han calcinado este año en Aragón un total de 341 hectáreas, lo que supone un descenso del 96% respecto a 2012, cuando ardieron cerca de 9.000. La Comunidad no registraba una cifra tan baja desde 1996. En total se han producido, desde enero, 174 incendios. Aunque cualquier número por encima del cero es mejorable, se podría decir que 2013 está siendo un buen año para Aragón en lo que a incendios forestales se refiere.

Los incendios forestales han calcinado este año en Aragón un total de 341 hectáreas, lo que supone un descenso del 96% respecto a 2012, cuando ardieron cerca de 9.000. La Comunidad no registraba una cifra tan baja desde 1996. En total se han producido, desde enero, 174 incendios.

Aunque cualquier número por encima del cero es mejorable, se podría decir que 2013 está siendo un buen año para Aragón en lo que a incendios forestales se refiere. Buena parte del mérito no se le puede atribuir a nadie. La elevada humedad, las bajas temperaturas del comienzo del verano y los vientos suaves han creado el clima menos propicio tanto para el inicio del fuego como para su propagación. Este verano, ha habido suerte.

Pero no todos los factores que intervienen en esta problemática están sujetos al azar. La inversión en recursos técnicos y humanos, por ejemplo, influye directamente en los resultados, como también lo hacen el diseño de los protocolos de coordinación y la formación de los profesionales. Cada vez que ocurre una desgracia, se recuerda que los incendios se apagan en invierno; una frase que se ha convertido en un tópico pero que no ha perdido su valor. Si los incendios forestales son la peor enfermedad a la que se enfrentan los montes aragoneses, está claro que la prevención es el mejor tratamiento para combatirla.

El Gobierno de Aragón ha destinado tres millones de euros del Plan Impulso a actuaciones preventivas y ha firmado convenios de colaboración con varias comarcas para el mantenimiento y la vigilancia de los bosques. Además, la nueva Ley de Montes tiene entre sus objetivos un mayor aprovechamiento de las masas forestales de la Comunidad, para generar riqueza en el territorio al mismo tiempo que se reduce el riesgo de incendios.

También están jugando un papel importante la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías tanto para la prevención como para la extinción del fuego. Aragón puso en marcha este verano un sistema pionero en España, con una inversión de un millón de euros, que permite captar imágenes de los incendios en tiempo real y enviarlas al puesto de mando para facilitar la toma de decisiones. Los efectivos también han contado este año, por primera vez, con cámaras de infrarrojos para ver a través del humo. Además, un acuerdo entre el Gobierno autonómico y Red Eléctrica ha permitido la instalación de cámaras de vigilancia en diversos puntos del territorio y la geolocalización de los medios de extinción con sistemas GPS. A medio plazo, se espera desarrollar también dispositivos de visión nocturna.

Inversiones de este tipo son las que pueden ayudar a seguir reduciendo la superficie quemada y convertir Aragón en un ejemplo de gestión forestal para el resto de comunidades autónomas. El Ejecutivo autonómico se está esforzando por mejorar los recursos para la prevención y la extinción de incendios y en esa línea debe continuar, porque, como dice otro tópico que tampoco ha perdido su valor, no hay que dormirse en los laureles. Es cierto que 2013 ha sido un buen año en cuanto a incendios pero nada garantiza que en 2014 la suerte vuelva a estar del lado de los montes aragoneses.