Españoles en Cataluña

Sin intentar hacer sociología, la deriva separatista de los partidos nacionalistas, me lleva a preguntar, ¿cuál es la situación de aquellos ciudadanos catalanes que desean seguir siendo españoles?

Sin intentar hacer sociología, la deriva separatista de los partidos nacionalistas, me lleva a preguntar, ¿cuál es la situación de aquellos ciudadanos catalanes que desean seguir siendo españoles?

Y puede suceder que a quien no sostenga las ideas nacionalistas, la presión del ambiente le cause la sensación de pertenecer a una minoría marginada que carece de derechos; que entienda que no tiene cabida en el espacio público dominado por una aparente mayoría hostil a compartir lo español. Su actitud puede oscilar entre dos términos: la pasiva conformidad medrosa y acomplejada, o la defensa de sus derechos con audacia y en todos los terrenos, apoyándose en el vecino que piensa igual: quedarse aislado es resultar vencido. ¿Cuál de ellos prevalece? Ilustrativa es la autotransfusión de nacionalismo que ha empapado a los socialistas catalanes, que les ha llevado a transformar su ideología; quizá por no perder la fuerza de la ola: el poder de los intereses es más fuerte que el bien de la patria.

La "amistad cívica" --las relaciones de justicia y el respecto de los derechos de todos-- es un factor relevante en cualquier comunidad humana. Pero en esta batalla se margina a una notable proporción de la población que no tiene ningún interés en dejar de ser española al mismo tiempo que catalana, provocando un nivel de ruptura que afectará más o menos a la convivencia diaria, pero que es muy relevante en cuanto al respeto de los derechos de esa parte de la ciudadanía, no importa cuál sea su número. Derechos que son violados por quien ostenta ideas nacionalistas. La "identidad" cultural se insufla a presión de tal manera que o te "conviertes" o te quedas fuera, para lo cual tienen los instrumentos del poder y el tiempo por delante, con el modelo de lo ya conseguido: p. e. la inmersión lingüística en sus variadas facetas. Se está imponiendo una única cultura y se niega el derecho a que cada uno tenga la cultura que prefiera.

Dicen que se permitirá elegir opciones en un posible referéndum, pero los fundamentos del mismo ya están dañados en su origen, ya que se parte de un ambiente social contaminado: se ha tomado el poder y legislado en esa dirección, se controla la propaganda, se da otra vuelta de tuerca, y vuelta a empezar.

Nos encontramos con líderes políticos, en un amplio arco ideológico, que solo defienden a la mitad de su pueblo, arrinconando a la otra mitad que no comparte su ideología o su fanatismo. Habiendo sido elegidos por el pueblo, no lo amparan; hablan de voluntad general, cuando solo es la suya particular.

Los derechos de todos los que se sienten españoles y catalanes en Cataluña deben ser defendidos y protegidos, antes de queden abandonados a su suerte en una tierra hostil que también es la suya. Los derechos y deberes de unos no deben liquidar los derechos y los deberes de otros. Tiene que haber alguna otra forma para no violentar los derechos de nadie, ni siquiera los de la nación española, y proteger a los ciudadanos españoles, vivan donde vivan.