Zaragoza.- El pleno de la Academia Nacional de Ciencias de Cuba ha concedido uno de los premios anuales de 2014 al resultado de la investigación “Obtención de microorganismos con actividad probiótica para animales monográstricos”, cuyas entidades ejecutoras principales han sido el Instituto de Ciencia Animal (Cuba) y la Universidad de Zaragoza (UZ). También han participado la Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil; y el Instituto Catalán de Investigación del Agua, Parque Científico y Tecnológico de la Universidad de Gerona.
Los investigadores principales del proyecto han sido Tania Pérez Sánchez (UZ) y Yaneisy García Hernández (ICA), que realizó parte de su investigación en la UZ. Otros colaboradores del proyecto, desde la UZ, han sido José Luis Múzquiz, Imanol Ruiz, Nabil Halaihel, Olivia Gironés (Departamento de Patología Animal, Facultad de Veterinaria) y José Luis Balcázar.
El contenido de la investigación
Los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando son suministrados en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo hospedado”», según la Organización Mundial de la Salud. Los probióticos pueden mejorar el equilibrio, reforzar el sistema inmunitario y ayudar a mejorar los síntomas y problemas como la astenia, problemas de defensas o en períodos de lactancia.
Durante décadas, los antibióticos se han utilizado en la producción animal como aditivos promotores del crecimiento para incrementar los rendimientos productivos. Sin embargo, su uso ha creado problemas de resistencia microbiana y ha agudizado la aparición de efectos residuales en los alimentos para el consumo humano. Por ello, se hacía necesaria la introducción en las prácticas de alimentación y manejo de aditivos como los probióticos que contribuyeran a evitar los efectos negativos del uso de antibióticos.
El objetivo del proyecto ha sido obtener microorganismos con actividad probiótica a partir de diferentes ambientes para su uso en la producción de animales monogástricos Los resultados obtenidos son de “gran importancia”, ya que han permitido incrementar la diversidad de microorganismos probióticos para su utilización, detectar los efectos que pueden ejercer en los animales y obtener preparados multicepas o multiespecies que potencien los efectos probióticos. El resultado serán alimentos más seguros para el consumo humano.
