Cien días sociales y la estabilidad como reto

Cien días han pasado desde que el Gobierno de Javier Lambán echara a andar y en este tiempo muchas han sido las medidas adoptadas por el actual Ejecutivo socialista en coalición con Chunta Aragonesista. Decisiones que ha tomado desde el primer día y que han afectado directamente a la sociedad.

Cien días han pasado desde que el Gobierno de Javier Lambán echara a andar y en este tiempo muchas han sido las medidas adoptadas por el actual Ejecutivo socialista en coalición con Chunta Aragonesista. Decisiones que ha tomado desde el primer día y que han afectado directamente a la sociedad.

Lo primero fue dejar sin efecto las órdenes de los currículos establecidos por el anterior Departamento de Educación. También se han ampliado las becas de comedor y se han contratado trabajadores para acelerar la tramitación del Ingreso Aragonés de Inserción además de haber dado la posibilidad de tener asistencia sanitaria transitoria para las personas extranjeras en situación irregular. Medidas que inciden y mucho en el día a día de los aragoneses y, sobre todo, de los que peor lo están pasando.

Lo social ha pasado a ser lo prioritario a pesar de estar gobernando con unas cuentas heredadas. Y es que Lambán defiende que la recuperación no será tal si no es equitativa y mientras el empleo que se cree en la Comunidad sea de ínfima calidad. Cierto es que el número de parados ha bajado y que las previsiones de crecimiento son mejores, lo que no quita para que sigan existiendo situaciones de extrema gravedad.

El socialista tiene ante sí el reto de gobernar, como ya lo han hecho los anteriores presidentes, una Comunidad que recibe una financiación autonómica que no se adapta a sus características específicas. No le será fácil negociar un nuevo modelo en la exigencia de recibir si no lo mismo que el resto, el igual del que más reciba.

La estabilidad es ahora la clave para abordar las acciones de mayor calado y que le permitan cumplir la palabra dada en la campaña electoral en cuanto a un cambio de rumbo muy marcado. Las cuentas ya no son lo prioritario, pero no debe olvidarse de que gestionar el agujero encontrado, aunque no sea lo primordial, es muy importante para no lastrar el futuro. Puede hacerlo de otra manera o marcando otros tiempos, pero debe hacerlo.

La ciudadanía ha elegido en las urnas una pluralidad de actores que ahora tienen en sus manos la obligación y la responsabilidad de anteponer las necesidades de los aragoneses a las de sus propios partidos. Aragón es y será, antes y después del 20 de septiembre, un territorio disperso, con una población envejecida y unos servicios públicos de mayor coste. El Gobierno tiene que gestionar, esta vez con el necesario apoyo de más de un actor político, y deberá tener mucha cintura y capacidad de diálogo. Eso sí, en esta ocasión, todos tendrán que estar a la altura.