El Real Zaragoza no presentaba rotaciones ante la “ONU” Austria de Viena. Eliminado de la Copa del Rey y con la posibilidad de definir casi totalmente su pase a los 1/16 de final de la Copa de la UEFA, cada vez serán menos las ocasiones en las que los habituales titulares blanquillos se queden en el banquillo o la grada. Los locales, por su parte, no impresionaban por sus nombres propios. Pero entre uno y otros únicamente consiguieron aburrir a público y televidentes.
Los minutos de tanteo sirvieron para dejar en evidencia un mal común en ambos contendientes, escasa concentración defensiva, amén de muchas pérdidas de balón. Menos mal que el argentino Galletti, haciendo gala de su excelente momento de forma, avisó de que su artillería estaba engrasada.
El peligro para la escuadra aragonesa llegaba por las alas, especialmente por la que defendía Toledo. Y si a esto unimos la vocación ofensiva del conjunto tirolés, se pueden entender los gritos de Víctor Muñoz para corregir errores.
Aún así, los goles no llegaban. Algo lógico por lo que se veía sobre el césped. La lentitud y la falta de presión ganaban la contienda. Por eso, apenas una ocasión de Javi Moreno y una madera de Vachousex.
En la reanudación, de entrada, no hubo ni cambio de jugadores, ni variación en el panorama futbolístico. Vamos, que parecía que uno y otro cuadro buscaban una decisión final de combate nulo, aunque se podía suspender la cita por falta de combatividad.
El conjunto tirolés se mostraba pelín más combativo. Hasta el extremo de que Gilewicz puso el 1-0 en el marcador. Y es que el bando zaragocista daba encefalograma plano.
Los minutos de tanteo sirvieron para dejar en evidencia un mal común en ambos contendientes, escasa concentración defensiva, amén de muchas pérdidas de balón. Menos mal que el argentino Galletti, haciendo gala de su excelente momento de forma, avisó de que su artillería estaba engrasada.
El peligro para la escuadra aragonesa llegaba por las alas, especialmente por la que defendía Toledo. Y si a esto unimos la vocación ofensiva del conjunto tirolés, se pueden entender los gritos de Víctor Muñoz para corregir errores.
Aún así, los goles no llegaban. Algo lógico por lo que se veía sobre el césped. La lentitud y la falta de presión ganaban la contienda. Por eso, apenas una ocasión de Javi Moreno y una madera de Vachousex.
En la reanudación, de entrada, no hubo ni cambio de jugadores, ni variación en el panorama futbolístico. Vamos, que parecía que uno y otro cuadro buscaban una decisión final de combate nulo, aunque se podía suspender la cita por falta de combatividad.
El conjunto tirolés se mostraba pelín más combativo. Hasta el extremo de que Gilewicz puso el 1-0 en el marcador. Y es que el bando zaragocista daba encefalograma plano.
