La DPZ expone una edición de los Desastres de la guerra encargada por la República en plena Guerra Civil

La Diputación de Zaragoza expondrá durante el mes de septiembre una edición de los Desastres de la guerra encargada por el Gobierno de Azaña en 1937 para recaudar fondos para la República y servir de regalo a Rooselvet, Churchill y Stalin. La colección, de 34 estampas, puede visitarse en el Museo del Grabado de Goya de Fuendetodos.

Zaragoza.- La Diputación de Zaragoza expone en Fuendetodos la edición de los Desastres de la guerra de Goya encargada por el Gobierno de la República en 1937 para recaudar fondos a la causa republicana y como regalo para Eleanor Rooselvet, Winston Churchill y Josef Stalin. Se trata de 34 grabados que la Stern Collection de Montreal ha prestado al Consorcio Cultural Goya-Fuendetodos y que podrán verse hasta el próximo 27 de septiembre en el Museo del Grabado de Goya.

Se trata de una edición muy poco conocida de estos grabados, que fue estampada en Madrid en un momento clave de la historia reciente de España. "En plena Guerra Civil, cuando las bombas de la aviación franquista estaba machando el centro histórico de Madrid", ha recordado el gerente del Consorcio Cultura Goya-Fuendetodos, Ricardo Centellas.

"La edición de los Desastres de la guerra ordenada por el Gobierno de la Segunda República fue la séptima que se estampó de esta formidable serie de grabados con los que Goya denunció la sinrazón de la guerra, una obra maestra universal que más de dos siglos después sigue estando plenamente vigente", ha explicado en la presentación de esta exposición la diputada delegada de Cultura de la DPZ, Cristina Palacín.

La diputada ha destacado que la colección tiene "un gran interés, tanto por la calidad de la estampación como por las circunstancias en las que se realizó", y ha agradecido a los coleccionistas canadienses Marisa y Peter Stern "la generosidad" que han mostrado prestando estos grabados al Consorcio Cultural Goya-Fuendetodos de la Diputación de Zaragoza.

El alcalde de Fuendetodos, Enrique Salueña, ha invitado a visitar la exposición y conocer más sobre Fuendetodos, y ha agradecido la colaboración de las instituciones para llevar la colección hasta la localidad. Salueña ha destacado también la figura de Goya como elemento de valor para Aragón y Fuendetodos.

Los grabados están en buen estado de conservación, guardan la encuadernación original y contienen además otros contenidos como el prospecto del plan de la edición completa de todas las series de grabados de Goya, dos cartas manuscritas originales del estampador dirigidas al pintor francés André Lambert y un plano de los bombardeos de la aviación sublevada en los alrededores de la Calcografía Original.

"Ese croquis también puede verse en el Museo del Grabado de Goya y muestra los impactos de las bombas en el entorno de la Calcografía Nacional, que estaba emplazada pared con pared con el Ministerio de la Gobernación, en cuyos sótanos se emplazó el cuartel general de la defensa de Madrid", ha explicado Ricardo Centellas.

La edición de 1937

En 1937, el director general de Bellas Artes del Gobierno de la República, el pintor y cartelista valenciano José Renau, tuvo la idea de hacer una nueva edición de las cuatro series de grabados de Goya: los Caprichos, los Desastres de la guerra, la Tauromaquia y los Disparates. El proyecto fue concebido con fines tanto políticos como económicos. Las series serían un presente de Estado para líderes afines y además podrían venderse para recaudar fondos para el bando republicano.

La tirada prevista era de 150 ejemplares, cinco de los cuales fueron una edición de lujo tirada sobre papel Japón antiguo que sería regalada a Eleanor Rooselvet, Winston Churchill y Josef Stalin, además de al presidente de la República, Manuel Azaña, y al ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Jesús Hernández Tomás.

El artífice de la estampación fue Adolfo Rupérez Grima, maestro estampador de la Calcografía Nacional y probablemente el mejor de su tiempo, además de un gran erudito en la técnica del grabado de Goya. Este experto cuidó todos los detalles, desde el papel hasta la encuadernación pasando por la tinta, que se extrajo de un tonel de tinta en polvo superviviente de la época de Goya.