El museo de Origami, un espacio expositivo único en peligro de extinción

El Museo de Origami abrió sus puertas en 2015, regalando a la ciudad un espacio único en Europa dedicado a este arte. Desde ese momento, ha acogido exposiciones diversas. Sin embargo, el éxito de sus muestras no ha acompañado a la parte económica, ya que el museo ha ido acumulando deudas, a las que no puede hacer frente sin nuevos apoyos.

Zaragoza.- El Museo de Origami en Zaragoza se ha convertido en uno de los museos más icónicos y el único en Europa sobre este arte japonés. Un espacio que con sus figuras y su ambientación ha conseguido convertirse en un lugar difícil de emular. De hecho, sólo hay dos museos más de papiroflexia, uno en Japón y otro en Corea del Sur, de Origami tradicional.

El recorrido de este museo comienza en los orígenes del Origami en Japón. Las primeras figuras que se crearon con papel eran llamadas “noshi” y servían para guardar los palillos. Actualmente, los “noshi” se utilizan en Japón para meter una cantidad simbólica de dinero y regalarlo en año nuevo a aquellas personas a las que se tiene especial aprecio (cuesta más el papel que lo envuelve, que el dinero que hay dentro).

En algunas de las salas, también se encuentran desde pequeñas piezas de papel que representan a animales o personajes de películas hasta representaciones de elementos naturales que ocupan habitaciones enteras. Unas de las obras que más impresiona a los visitantes es la reproducción en papel de un fondo marino.

Además del espacio expositivo, el museo cuenta con un aula taller en el que desarrollan actividades para niños y adultos a lo largo del año, tanto para novatos como iniciados en este arte del plegado de papel.

Los retratos son otras de las obras más ovacionadas de Frederic Sabaté
Los retratos son otras de las obras más ovacionadas de Frederic Sabaté

Exposiciones 

El museo acoge una exposición permanente, que se renueva cada tres meses con fondos de museos, y exposiciones temporales de unos tres meses de duración aproximada. La última exposición en ocupar este espacio ha sido la muestra sobre el Kirigami, del artista Frederic Sabaté. En sus obras, la luz, las sombras y la simetría se mezclan de manera arbitraria en sus 48 obras. En ella, predomina una técnica japonesa que utiliza principalmente el papel de seda metalizado, donde el artista, cuidadosamente, recorta las imágenes que ha seleccionado para convertirlas en cuadros.

Un trabajo complejo y meticuloso, en el que la precisión es esencial. De hecho, el artista francés ha incidido en las horas que invierte tanto en el proceso de elaboración previo, cuando comienza usando bocetos, fotos o incluso elementos en 3D para componer su imagen previa, como en el proceso posterior. Una vez tratada la imagen se complica el proceso, ya que según Sabate, “tengo que empezar a cortar a mano cada área seleccionada, utilizando los métodos más tradicionales. Es un trabajo de hormiga, que se hace poco a poco requiriendo mucha paciencia”.

En esta ocasión, Sabate ha trabajado únicamente con dos colores, para hacer que resalten en los cuadros creados la luz y la oscuridad a través de las rendijas recortadas por las manos de este artista francés. Un proceso que ha durado cuatro años de su vida, en los que ha invertido muchas horas de ideación (desde diez a 80 horas, dependiendo de la complejidad de la obra) y de posterior creación.

Para el presidente de la Asociación Origami Zaragoza, Luis Fernando Jiménez, “esta técnica es una línea paralela a lo que es al Origami ortodoxo y supone un paso más a lo que toda la vida se ha conocido como el recortable, pero esta vez, desde un punto de vista más profesional y más artístico”.

El museo atraviesa una situación económica delicada
El museo atraviesa una situación económica delicada

Un museo en la cuerda floja

Sin embargo, desde sus comienzos, el éxito de sus exposiciones no ha acompañado el éxito económico, ya que desde que el museo abrió sus puertas, comenzó a tener pérdidas. El director de EMOZ, Jorge Pardo, ha advertido en alguna de las jornadas que han organizado recientemente, del peligro de cierre del Museo de Origami, si no consiguen más apoyos. Pardo ha reconocido que cada año tienen entre 20.000 y 30.000 euros de pérdidas y que sin más apoyos públicos o privados, no podrán afrontar las deudas pendientes.

El director del museo también ha recordado que "desde nuestros inicios nunca hemos llegado a ser rentables, todos los años tenemos pérdidas constantes”. Sin embargo, Pardo ha incidido en que “confiamos en que el año que viene con el aniversario del grupo zaragozano de papiroflexia sea un punto de inflexión, y que a partir de entonces podamos tener más apoyos públicos o privados. En caso de que estas ayudas no lleguen, existe el peligro de que se pierda el único Museo del Origami que existe en todo el mundo".

Actualmente, cuentan con el apoyo de instituciones o empresas privadas como el Ayuntamiento de Zaragoza, el Gobierno de Aragón, una multinacional japonesa, la Asociación de Papeleras de España o las ayudas de Ibercaja Obra Social. Sin embargo, Pardo ha enfatizado en que son necesarios muchos más apoyos para poder seguir adelante con su proyecto.