Industrias Químicas del Ebro: del Silicio al Neumático del Futuro

La innovación sostenible cuenta con una nueva aliada: la sílice precipitada. Un material revolucionario por el reciente descubrimiento de sus beneficios en el desarrollo del "neumático verde". El grupo Industrias Químicas del Ebro ha decidido aventurarse en este estratégico sector, cuya producción llevará el nombre de Aragón por el mundo.

Zaragoza.- El silicio es uno de los elementos más abundantes y de mayor aplicabilidad sobre la corteza terrestre. Ostenta el número 14 en la tabla periódica, además de un puesto importante en la naturaleza aragonesa. Los fundadores de lo que hoy es uno de los grupos de mayor proyección internacional dentro del sector, Industrias Químicas del Ebro, resolvieron fundar la compañía en 1958. Levantaron una primera fábrica en el barrio del Arrabal en Zaragoza, para, tiempo después, en 1980, trasladarse definitivamente al polígono de Malpica de la capital aragonesa. Un hito que marcó la historia de la empresa. 

Con el cambio de milenio, y gracias a su firme apuesta por la investigación, el desarrollo de su producción se diversificó. Entonces, además de silicatos, la compañía se adentró en el desarrollo de nuevas líneas basadas en sales de aluminio. En 2016, IQE comenzó la construcción de una nueva línea de producción de sílice precipitada que es ya una realidad. Con ella, planea adentrarse a medio plazo en uno de los sectores más estratégicos en la actualidad: el neumático ecológico. 

Una historia que fusiona tradición y futuro

Industrias Químicas del Ebro ha cumplido este 2018 su 60 aniversario. El relevo generacional en la década de los 90 terminó gestando una fórmula de estrategia empresarial en la que se fusionan tradición y futuro, y que desde la compañía destacan como parte de la “clave del éxito”. Un éxito que no es fruto de la casualidad, sino de haber invertido “recursos durante décadas”, apostando por el progreso, la investigación y la diversificación como estrategia para su crecimiento. 

A lo largo de sus sesenta años de trayectoria, el mundo ha presenciado cómo los hábitos comerciales evolucionaban, dando la bienvenida a la era de la globalización, viniendo esta regida por las leyes del dinamismo y la alta competencia. Una dimensión en la que resultar competitivo se ha convertido en pauta vital para toda compañía. Así, por puro ánimo de supervivencia, las empresas han de asumir la necesidad de prosperar adaptándose a los tiempos del cambio. Tiempos que hoy llevan el apellido “innovación sostenible”. 

El silicio es uno de los elementos más abundantes y de mayor aplicabilidad sobre la corteza terrestre
El silicio es uno de los elementos más abundantes y de mayor aplicabilidad sobre la corteza terrestre

En esa línea, y tras exhaustivas investigaciones, IQE decidió invertir 27 millones de euros en una nueva planta de producción de sílice precipitada sobre una parcela de 30.000 metros cuadrados de superficie. Con este proyecto, el grupo alcanzará una producción nominal de hasta 45.000 toneladas anuales de este material derivado del silicato sódico, aventurándose en el estratégico sector de la automoción. Además, logrará aumentar su capacidad exportadora, llevando así el nombre de Aragón y Zaragoza por los mercados de todo el mundo.

Silicatos, sílices y neumáticos

Desde que se descubriera y comenzaran a explorarse sus propiedades, el silicio ha sido concebido como elemento revolucionario. Los silicatos sódicos -y formulaciones derivadas- acogen un amplísimo espectro de aplicabilidad: adhesivos, detergentes, cerámica, tratamiento de aguas, fundición, o electrodos son sólo alguno de sus principales usos. La sílice precipitada, otro de los derivados del silicato, se utiliza también en sectores tan diversos como la alimentación animal y humana, el caucho, o la fabricación de neumáticos ecológicos. 

En esa línea, la sílice precipitada de alta dispersión ha comenzado a aplicarse en el desarrollo de los llamados “neumáticos verdes”, desplazando al tradicional negro de humo. Según catalogan los expertos, esta sílice permite la reducción de la resistencia de rodamiento, mejorando la adherencia y el control de la dirección. Estas cualidades aminoran el desgaste del neumático, reforzando la seguridad en conducción, al mismo tiempo en que se reduce el consumo de combustible y la emisión de CO2. 

En Industrias Químicas del Ebro llevan a cabo todo el proceso de fabricación de este material, que se inicia con una reacción química entre el silicato sódico y el ácido sulfúrico en unas condiciones predeterminadas; tras posteriores procesos de precipitación, filtración, lavado y secado, se obtiene finalmente un polvo blanco comercializable que, según su estructura, tiene diferentes propiedades. Cualidades que permiten que pueda destinarse a diferentes aplicaciones en sectores muy diversos.

IQE decidió invertir 27 millones de euros en una nueva planta de producción
IQE decidió invertir 27 millones de euros en una nueva planta de producción

En el caso de los fabricantes de neumáticos, por el momento, el sector del vehículo es el que más está incorporando este material. No obstante, se estima que, en poco, pueda empezar a hacerlo el vehículo industrial (camión). Durante la inauguración de la nueva planta el pasado 13 de junio de este año, punto de partida de una nueva etapa para IQE, el director gerente del grupo, Eduardo Villarroya, reveló considerar el proyecto una “apuesta ambiciosa”, aunque indefectible, por tratarse, nada menos, “del neumático del futuro”.