Los restos del ábside románico de la iglesia de Mallén, declarados Bien de Interés Cultural

El Consejo de Gobierno ha declarado Bien de Interés Cultural los restos del ábside románico de la primitiva iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de la localidad zaragozana de Mallén. El origen del edificio data del siglo XII y las últimas restauraciones realizadas dejaron a la luz el ábside que había permanecido oculto.

Zaragoza.- El Consejo de Gobierno ha aprobado el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural -en la categoría de monumento- los restos del ábside románico de la primitiva iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles de Mallén (Zaragoza). La declaración comprende un entorno de protección que coincide con la planta de la actual iglesia. El decreto se publicará próximamente en el Boletín Oficial de Aragón.

El origen de la iglesia de Mallén es del siglo XII y las últimas obras de restauración han dejado a la luz el ábside románico que había permanecido oculto tras las sucesivas reformas del templo. 

La actual iglesia es de planta rectangular distribuida en tres naves al interior. Torre centrando el muro de poniente y abundantes añadidos al este y norte de su fábrica general. De su cabecera sobresale en la base de lo visible del ábside central, parte del cilindro absidal románico y un fuste de columna-contrafuerte adosada. Destaca por su color blanco porque está construida en alabastro. Esta es la característica morfológica diferencial de este templo románico del siglo XII avanzado.

En 1764, se modificó la fisonomía del edificio original, se perforaron los muros con arcadas para comunicar su nave con las laterales de nueva fábrica. Se demolió su fachada de poniente, donde debió de estar la portada principal, y se edificaron dos tramos más y la torre. En la fachada de poniente actual puede verse gran cantidad de alabastro reutilizado, con sus cuidadas marcas de cantero. El interior del templo actual impresiona por sus dimensiones y su cuidado aspecto: bóvedas de crucería con abundantes nervaduras, grandes medallones y luminosidad. A ambos lados del retablo se ven en altura los capiteles que coronaban las semicolumnas adosadas en el interior del cilindro absidal. La decoración es de lacería, como corresponde a un momento avanzado del románico.

En la restauración de 1985 e descubrió la zona del ábside, aunque se volvió a cubrir por necesidades de realizar nuevas obras.