El Zaragoza se ausenta un cuarto de hora y se despide de su sueño europeo (2-2)

El Real Zaragoza ha perdido la eliminatoria que le enfrentaba al Austria de Viena en octavos de final de la copa de la UEFA, al no ser capaz de guardar el empate a uno que había cosechado en el partido de ida. Los aragoneses han encajado dos goles a balón parado en el primer cuarto de hora y, a pesar de volcarse todo el partido ante la portería austriaca y lograr el empate, no han podido voltear el encuentro.

Zaragoza.- Víctor Muñoz ha lanzado el mensaje conservador. Ha apostado por su redescubierto trivote, y ha querido jugar a nadar y guardar la ropa. Tal y como hizo el Athlétic de Bilbao, una ronda antes. El Austria, equipo mediocre pero avispado y duro, ha salido ocupando los huecos que deja un esquema infame e inservible, que no sirve para atacar, pero tampoco para defender. En el minuto diez, cero a dos. Eliminatoria resuelta. Para desgracia del zaragocismo. En Bilbao recuerdan la misma historia.

En honor a la verdad, los jugadores, el entrenador, la afición… Podrán hablar de mala suerte. De falta de concentración en los dos goles vieneses, calcados ambos; falta botada desde la banda izquierda vienesa con rosca hacia el gol. Primero Papac, luego Dosunmu. Defensa fría, en proceso de entrada en el partido. Portero frío, incapaz de anticiparse a centros o rechazar balones bajo las piernas.

Se podrá hablar también de mala suerte, la de un equipo volcado, ciego durante una hora en busca de tres goles que lo dejaran un ratito más en Europa. Lograría solo dos. Ha sido mejor que el Austria, que ha jugado una hora con diez. Pero, al fin y al cabo, eso no es suficiente, y el Zaragoza no estará en el bombo de cuartos de final de UEFA.

Porque el fútbol En Europa es más que buenas sensaciones, y el Zaragoza ha regalado media hora con esos tres mediocentros que se estorban y ni crean ni destruyen. El Austria lo tenía claro. Dar el balón a los de blanco y azul, juntar las líneas en su campo, presionar para forzar el robo de balón en bandas y sacar dos faltas letales. Aún tendría arrestos, antes de quedarse con diez, para mandar un balón al larguero; Kiesenebner, con el cero a dos, se desmarcó ¡¡por la zona del media punta!! –maldito trivote- y tuvo el cero a tres.

Así, en veinte minutos, se escribe la historia de un partido que debe hacer reflexionar a Víctor. El trivote ha vuelto a engañar al Zaragoza; bajo su aspecto de esquema fiable y seguro, ha matado el sueño europeo del equipo blanquillo.

Una hora de asedio inútil


Asedio sin fruto del Zaragoza

A partir del minuto 30, el partido de vuelta de octavos tiene un resumen sencillo. Didulica, portero austriaco, comete una falta feroz sobre Savio. Roja. Los violetas con diez, y en el campo el portero suplente, Safar, un manojo de nervios. Víctor deshace el trivote, malgasta un cambio y coloca a Óscar en lugar de Soriano para acompañar a Villa. Desde entonces y hasta el minuto noventa, una hora de acoso y derribo, inútil. Al descanso se llega con el cero a dos casi inicial, eso sí, con Álvaro ya convertido en enésimo delantero centro.

En la reanudación, tras haber malgastado Víctor su segundo cambio dando entrada a Cuartero en lugar de Ponzio, el Zaragoza inicia el sitio a la portería vienesa. Zapater manda un balón al larguero y Savio avisa desde la frontal. Es el preludio de cinco minutos dorados, en los que el Zaragoza logra empatar y dejar a un solo gol el pase, a falta de media hora. Villa transforma un libre indirecto dentro del área y Galletti engancha una volea rasa con su zurda desde el vértice del área. Dos a dos, vuelta a empezar.

Es entonces, mientras el equipo toma aliento para empezar el asedio final a la defensa por acumulación de los austriacos, cuando Víctor decide malgastar por fin su tercer y último cambio. Javi Moreno, totalmente fuera de forma y sin sitio en las convocatorias en todo 2005, recibe el encargo de convertirse en el héroe de la noche europea. Víctor tiene estas cosas tan raciales. El sustituido fue Zapater. Y el equipo quedaría cegado del todo, limitado a un acoso funcionarial basado en acumular hombres adelante y en tocar sin profundidad hasta el burocrático centro.

Aún así, ha tenido alguna opción más el Zaragoza durante ese tramo final. Movilla, Savio, Galletti, repiten sus intentos desde fuera del área. Óscar la tendría en el área chica. Pero el eco de los cinco minutos mágicos estaba apagado. Y el Zaragoza no lograría el tercer gol para acceder a cuartos. Incluso Luis salvaría el tercero vienés, en una doble ocasión pergeñada por un buen delantero, Vastic, que había sustituido a otro buen punta, Dosunmu.

El Athlétic de Bilbao perdió su eliminatoria contra el Austria lastrado por su inocencia defensiva y su ambigüedad táctica, por no saber si nadar o guardar la ropa. Víctor Muñoz inició el partido de vuelta contra los vieneses con un trivote, y terminó jugando con rombo. La inocencia defensiva blanquilla ha hecho el resto. Y es que el Austria, coherente y disciplinado, ha enseñado a toda España, sobre todo al entrenador del Zaragoza, que en el fútbol del máximo nivel las ideas claras pueden ganar a los buenos jugadores. 

Ficha:

Zaragoza: Luis; Aranzábal, Milito, Alvaro, Ponzio (Cuartero 46’); Zapater (J. Moreno 70’), Soriano (Óscar 30’), Movilla; Savio, Galetti, Villa.

Austria: Didulica; Afolabi, Antonsson, Papac, Dospel; Sionko, Wagner, Blanchard, Kiesenebner (Metz 70’), Dosunmu (Vastic 58’), Rushfeldt (Safar 30’).

Árbitro: Alain Hamer, de Luxemburgo.

Partido jugado en La Romareda ante 30.000 personas.