Zaragoza.- Ana Isabel Herrero Izquierdo ha fallecido y su marido, Francisco Colell Barrer, ha resultado herido al ser tiroteados por tres desconocidos en la zaragozana calle Cervantes, en pleno centro de la capital aragonesa. El suceso ha tenido lugar en torno a las 21.00 horas de esta noche cuando el matrimonio salía con su vehículo del garaje del portal de su casa, ubicada en el número 11 de la mencionada calle.
Según indican fuentes de la Delegación del Gobierno, los agentes encontraron a una de las víctimas en el interior del vehículo y a la otra en la acera. Según estas fuentes, la mujer se encontraba sin vida. No se teme, sin embargo, por la vida del marido. Pilar, una vecina del número 5 de esta calle, ha pasado un minuto antes del tiroteo por el lugar de los hechos y explica que ha podido escuchar cuatro tiros y un grito, sin poder confirmar si era de hombre o de mujer. Esta vecina afirma que ha pasado “mucho miedo porque me podía haber pasado algo a mí también.”
Efectivos de la Policía Nacional y de la Policía Local, así como ambulancias, se han desplazado hasta el lugar del suceso, para montar un dispositivo de seguridad con cordón policial que ha cortado el tráfico en la calle Cervantes y adyacentes hasta pasada la medianoche. Durante todo este tiempo la juez de Guardia así como diversos peritos y forenses han pasado por el garaje, tomando muestras y buscando indicios que acerquen la resolución del caso.
Aunque todas las hipótesis están abiertas, y sin que hayan trascendido detalles de estas primeras pesquisas, se baraja la idea de un posible ajuste de cuentas laboral, puesto que el hombre es propietario de una empresa de gestión de recursos humanos. La policía está trabajando en estos momentos para localizar a los autores del crimen, que salieron corriendo tras el tiroteo en dirección a la calle Arzobispo Doménech.
El dispositivo policial ha sido retirado pasada la medianoche, poco después de que un furgón de La Sangre de Cristo retirase los últimos restos de un suceso que ha roto la tranquilidad de esta zona del centro de Zaragoza. Uno de los trabajadores del bar Cervantes, en la misma calle, ha cerrado el establecimiento todavía con el recuerdo del suceso; él ha sido uno de los primeros testigos en declarar ante la policía, que continúa investigando el homicidio.
