La afición, con el Zaragoza hasta el final

El pabellón Príncipe Felipe se ha abarrotado ante la final de la Copa del Rey. Los aficionados zaragocistas no han dejado de animar al equipo. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los jugadores y los gritos de aliento del público blanquillo, no ha podido ser y el Real Zaragoza ha perdido 4 a 1 ante un Español arrollador.

Zaragoza.- La animación que ha vivido el pabellón Príncipe Felipe ha dado paso a la tristeza por parte de los aficionados zaragocistas. Este recinto deportivo ha sido tomado por la oleada blanquilla y sus gradas, normalmente de color anaranjado y rojo, se han tornado de los colores del Real Zaragoza.

Las puertas de acceso al pabellón se han abierto a las 20.00 horas, pero la marea blanquilla estaba preparada desde mucho antes para animar a su equipo.

A las 21.00 horas, con el recinto lleno casi hasta los topes, el ambiente ya estaba al rojo vivo. Las bocinas empezaban a sonar y unos pocos se animaban a gritar el “¡olé maños, olé!”, característico en estas ocasiones, acompasado de las palmas y de algunos bombos que durante 90 minutos han abandonado las procesiones de la Semana Santa de la capital aragonesa.

La tensión por el resultado comenzó desde los primeros minutos, cuando el Español se adelantó con su primer gol. Las gradas sucumbieron ante el peso de esta contrariedad. Pero al momento volvieron a venirse arriba ante las múltiples ocasiones de marcar que el Zaragoza creó en la primera parte del partido.

Al segundo gol españolista, justo después del tanto zaragocista, el escepticismo y el miedo volvieron al público que seguía el partido en el pabellón. La celebración y los saltos de alegría se convirtieron en sorpresa ante el inesperado torpedo contrario.

En la segunda parte, la marea blanquilla sucumbió ante el ataque ofensivo de los jugadores españolistas. El tiempo se oía pasar, pues corría en contra de las aspiraciones del Real Zaragoza. El tercer tanto de los "periquitos" se sintió como una nueva punzada en el ánimo. Y el cuarto, a punto de acabar el partido, anuló cualquier esperanza de la afición blanquilla.

A pesar de la derrota, la unión de los aficionados ha conseguido que la noche se haya llevado con calma y que no se hayan producido incidentes más allá de lo deportivo.