"El milagro de Calanda y sus fuentes históricas" recoge treinta años de investigación de Tomás Domingo Pérez

El libro “El milagro de Calanda y sus fuentes históricas”, editado por la CAI, recoge el relato del milagro desde antes que se produjera hasta las referencias que de él se hacen en el siglo XVII. El autor, el canónigo archivero y bibliotecario del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Tomás Domingo Pérez, lleva 30 años investigándolo.

Zaragoza- Treinta años de investigaciones a cargo del canónigo archivero y bibliotecario del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Tomás Domingo Pérez, han dado como resultado el libro “El milagro de Calanda y sus fuentes históricas”. Esta obra, editada por Caja Inmaculada, recoge la historia del milagro de Calanda desde el bautismo de Miguel Juan Pellicer, el hombre que se benefició del milagro, hasta las referencias del siglo XVII en diversos escritos.

La presentación de la obra, que ha tenido lugar este lunes por la mañana en Zaragoza, ha contado con la participación del presidente de Caja Inmaculada, Fernando Gil; el autor, Tomás Domingo Pérez; el deán del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Antero Hombría; el director gerente de la Obra Social y Cultural de la CAI, Pedro Camarero, y el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes.

Tomás Domingo ha explicado que su mayor afán era el de buscar nuevas fuentes históricas, documentales y bibliográficas acerca del milagro o de su protagonista, Miguel Juan Pellicer. Como ha explicado el autor, esto ha supuesto viajar a multitud de archivos y bibliotecas de Madrid, Bacelona, París, Viena, Bruselas o Roma. Especialmente, Italia ha sido imprescindible para encontrar algunos documentos que ilustrasen mejor cómo se produjo el milagro de Calanda (Teruel) y cuáles fueron los personajes implicados en todo el proceso.

Se han considerado fuentes históricas las referencias documentales y bibliográficas al Milagro o a su protagonista, Miguel Juan Pellicer, escritas durante el siglo XVII, mientras vivían todavía testigos del hecho prodigioso, que hizo posible que este joven de Calanda (Teruel) recuperase en 1640 la pierna que le había sido amputada años antes. Hay entre ellas, naturalmente, jerarquía en importancia, según la mayor o menor cercanía al acontecimiento y su naturaleza jurídica; pero todas contribuyen a atestiguar su innegable realidad histórica. Los textos de las fuentes se han integrado cronológicamente en los capítulos del libro, excepto los muy amplios, que se recogen en los apéndices.

La obra, siguiendo la cronología, se articula en cinco partes. La “Prehistoria del Milagro” (25-3-1617 / 29-3-1640) se extiende desde el bautismo de Miguel Pellicer hasta la fecha del Milagro; la segunda, “El hecho prodigioso y sus primeros ecos” (29-3-1640 / 5-6-1640) abarca desde la noche del Milagro hasta el inicio del proceso canónico; le sigue “El proceso y la Sentencia” (5-6-1640 / 27-4-1641), que analiza el documento príncipe; la cuarta parte hace referencia a “El Postmilagro desde la Sentencia hasta la muerte de Miguel Pellicer" (27-4-1641 / 12-10-1654) y describe los acontecimientos de este periodo; finalmente, el último recoge las “Referencias al Milagro desde la muerte de Miguel Pellicer hasta el final del siglo XVII”.

La investigación sobre las 80 fuentes reseñadas ha permitido no sólo contextualizar y profundizar en el análisis de las fuentes ya conocidas, sino también localizar otras dadas ya por perdidas y alumbrar varias hasta ahora desconocidas. Entre las desconocidas se encontraba la relación de 1640 en la que el nuncio escribía al Vaticano acerca del milagro. El autor ha comentado una anécdota a este respecto. “Después de dos veranos enteros buscando este documento”, ha explicado Tomás Domingo, “un día encontré la relación, y fue tal mi alegría que salí corriendo a rezar al Cortile y me tomé, como celebración, un café capuccino con nata”.

Un momento curioso de toda la historia del milagro de Calanda llega, según ha comentado Tomás Domingo, en el momento de celebración de la sentencia positiva al proceso canónico. Según los libros de cuentas del Cabildo, muy detallistas, en la fiesta que se celebró después de la sentencia positiva del proceso canónico hubo hasta fuegos artificiales, por los que el “ingeniero de fuegos” recibió 354 sueldos, una gran cantidad en comparación con los 16 sueldos por la limpieza preparatoria para la fiesta.

El relato y la exhaustividad de todos estos pequeños detalles muestran y acercan algo más la realidad del milagro de Calanda, ocurrido hace ya 366 años, pero que se hace actual en este libro.