El Corredor Verde de Oliver ya es un gran paseo peatonal que conecta con Miralbueno

La primera fase del Corredor Verde ya está inaugurada. La obra ha conseguido transformar la cicatriz ferroviaria en un espacio ciudadano de 1,4 kilómetros, que facilita las comunicaciones y se integra en el Anillo Verde de Zaragoza. Este proyecto ha supuesto una inversión de más de 12 millones de euros.

Zaragoza.- La primera fase del Corredor Verde forma ya, desde la carretera de Logroño hasta el vial sur del parque Oliver, y a lo largo de 1,4 kilómetros, un eje verde continuo, que une los barrios de Oliver y Miralbueno. El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, acompañado del consejero municipal de Urbanismo, Carlos Pérez Anadón, han asistido a la inauguración del Corredor.

Belloch ha destacado que “esta obra vincula de una manera preciosa a Miralbueno y a Oliver y hay que vincularla al Anillo Verde de la ciudad”. “A su vez el Corredor conectará a través del barrio del AVE con las riberas, lo cual significa el Anillo Verde que estamos buscando”.

Asimismo, el primer edil ha indicado que para el distrito “tiene una importancia obvia, porque mejora los solares y las viviendas de alrededor”. “Esta obra va a permitir un desarrollo urbanístico que dignifique el barrio”, ha aseverado.

Los trabajos, que comenzaron en abril de 2006, han supuesto una inversión de 12.050.000 euros, “algo más de lo previsto, porque eran unos 10 millones de euros”, y han permitido actuar en una superficie de 64.769 metros cuadrados. “Lo que sí que ha habido es un cierto retraso en la ejecución, pero lo importante es que lo tenemos antes de la Expo”, ha puntualizado el alcalde.

Por su parte, el consejero municipal de Urbanismo se ha referido a la segunda fase del Corredor Verde Oliver-Valdefierro, cuyas obras está previsto que comiencen el próximo mes de octubre. Pérez Anadón ha insistido en que esta segunda fase “viene a significar la misma distancia que la primera, pero con mayor grado de complicación en las obras, ya que se deben realizar sustituciones de puentes, y tiene un costo que viene a ser el 200% con respecto a ésta”, ha matizado.

Así, esta primera fase ha transformado la antigua cicatriz ferroviaria que definía la línea de Valencia en un espacio ciudadano funcional y de gran calidad urbanística. Este bulevar forma parte del Anillo Verde que rodea la ciudad, ya que se unirá con el Parque Lineal del Ebro (a través del barrio del AVE) y con el Corredor Verde del Canal Imperial de Aragón (en la segunda fase del Corredor).

El proyecto de este nuevo equipamiento consistió, básicamente, en el diseño de un gran bulevar que se adapta a las distintas situaciones urbanas por las que atraviesa, con desniveles que en ningún caso superan el 7%, pero adoptando, a lo largo de su extensión, soluciones que le dan un criterio de unidad.

El proyecto del Corredor es obra de los arquitectos Teófilo Martín, Gerardo Molpeceres, Carlos Labarta, Francisco Berruete y Carlos Martín y de los ingenieros José Antonio Alonso, Félix Royo y Joaquín Bernad, así como de la Ingeniería Sers. Mientras, la ejecución de la obra ha corrido a cargo de la empresa Vías y Construcciones SA.

El Corredor se integra en el Anillo Verde de Zaragoza

Nuevos símbolos

El Corredor arranca en la confluencia del Camino del Pilón con la carretera de Logroño, sobre un puente que antaño utilizó el ferrocarril y que se ha salvaguardado, aunque modificando su imagen para convertirlo en una conexión simbólica que permitirá conectar todos los barrios afectados por el paseo con el Parque Lineal del Ebro, a través del Barrio del AVE.

Esta estructura se ha cerrado además en los laterales con policarbonato celular, que alberga en su interior unas luminarias, de manera que por la noche alumbran como una gran lámpara. Este soporte, que funciona como un mirador desde el que se distinguen con nitidez los edificios de la Expo, avisa ya de su condición de parte del Anillo Verde de la ciudad a los conductores que circulan por la carretera de Logroño.

Desde ese punto inicial, el Corredor avanza hacia el barrio de Miralbueno y se distingue con un hito de 14 metros de altura, que singulariza el lugar. Se trata de la zona en la que esta infraestructura alcanza su máxima anchura, 64 metros, que disminuye conforme se interna en la zona más poblada de Oliver hasta conformar una franja de 32 metros.

No obstante, a lo largo de todo el paseo se ha establecido un espacio central peatonal de ocho metros de anchura, que actúa como un eje estructurante y continuo del Corredor. Se ha elegido un pavimento de hormigón pulido en tonos grises, que está atravesado por unas bandas de adoquín, que evocan las traviesas y recuerdan en todo momento la vinculación de esta zona de la ciudad con el ferrocarril. La misma intención tiene la iluminación central del Corredor, que también semeja una catenaria.

Elementos vegetales

A ambos lados de este eje surge una zona verde de 4 metros de anchura con doble línea de fresnos (en total se han plantado 1.990 unidades de esta especie autóctona y de hoja caduca que identifica el Corredor y que se suman a los 16.038 metros cuadrados de zona verde que ha surgido en la zona), carril bici (1,50 metros), aceras (2,50 metros) y otras áreas asociadas, como zona de quioscos, áreas de estancia, de juegos infantiles, aparatos de ejercicios físicos y espacios de expresión plástica.

Cada uno de estos apartados está tratado con materiales específicos que les otorgan personalidad propia. Así, por ejemplo, los sectores de estancia están dotados de bancos con respaldo, que se instalan sobre un suelo formado por lamas de madera para crear sensaciones más acogedoras y relajantes. Las zonas de juegos infantiles se alzan sobre un pavimento de caucho. De manera sistemática, todas las áreas para niños están complementadas con fuentes de boca en sus proximidades.

El Corredor Verde es un gran bulevar concebido para uso peatonal

Agua

La parte más ancha del Corredor, la que corresponde a Miralbueno, alberga también tres módulos para diferentes usos, de línea moderna y terminados en ladrillo y madera, así como aparcabicis. Conforme progresa el Corredor hacia Oliver encontramos un tramo de fuentes ornamentales a ras de suelo, con iluminación y piedra de Calatorao en su entorno, que se repiten en otros sectores del paseo. La marcada presencia de agua quiere recordar que este eje peatonal se sitúa entre el Ebro y el Canal.

En esta nueva zona del Corredor Verde surgen bandas laterales de plantas aromáticas y un espacio destinado a la expresión con muros que se decorarán por medio de graffiti. El barrio de Oliver constata cómo el Corredor ha servido para eliminar las pasarelas y las barreras que dividían el barrio en dos cuando aún estaba operativa la línea ferroviaria a Valencia. Asimismo, se han colocado indicativos que marcan las salidas y en los que será posible aportar información sobre las actividades que hay en los barrios y en cada entorno.

Circulación restringida

Hasta la calle Pedro Porter se permite la circulación vial por los laterales del Corredor Verde, aunque a velocidad muy limitada y con todo tipo de preferencia para el peatón. A partir de este vial, los coches ya no jalonan el paseo, aunque tienen habilitados pasos transversales, porque el Corredor es un lugar de encuentro, pero también un equipamiento que sirve para unir lo que antaño aisló el ferrocarril.

A esta altura del trazado, el Corredor incorpora vallas que lo acotan de las calles circundantes, que están a distinto nivel. En la plaza Carmen Soldevilla, el centro social del barrio, surgen nuevas áreas de encuentro y también una fuente estanque que culmina cayendo, a modo de lámina, por una pared. Este es el punto más elevado del Corredor. Además, se ha realizado una intervención en el túnel ferroviario que se ubica bajo la plaza, preparando 1.700 metros cuadrados y 1.200 metros de accesos que en un futuro se podrá utilizar como equipamiento para el barrio.