“Vivir entre París y Los Monegros es una opción de lujo”

María Buil cayó por azar en el mundo de la pintura. Le cautivó de tal manera que terminó licenciándose en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona en 1994. Desde entonces, ha expuesto en numerosas las galerías de arte españolas y extranjeras.

Huesca.- Ha recibido varios premios y becas, entre ellas, la del Colegio de España en París y la de Casa Velázquez. Ahora, María Bruil vive entre Francia y España, en un pueblo monegrino de alrededor de 200 habitantes: Orillena. "Una opción de lujo", según relata. Parte de su última obra se puede disfrutar hasta el próximo 23 de noviembre en Torreón Fortea, Zaragoza.

Pregunta.- Tal como está el mundo actual, ¿cómo decidió dedicarse a la pintura?
Respuesta.- La verdad es que caí por azar. No estaba entre mis prioridades, pero me presenté al examen de ingreso y aprobé fácilmente, comenzaron las clases y me entusiasmaron.. Me pareció que el azar decidía mi destino.

P.- Ha vivido siete años en París. ¿Cómo fue a parar allí?
R.- Me concedieron la beca Velázquez, conjunta de la Diputación Provincial de Zaragoza y con el Ministerio de Educación francés. Es una beca bastante importante, ya que Francia sólo da dos becas: la Velázquez para España y la Villa Medicis para Italia. Y cuando se terminó, me dieron otra: la beca Colegio de España en París del Ministerio de Cultura.

P.- Y ahí, comenzó su andadura por París…
R.- Sí, así es. Fui allí y comencé a trabajar con un galerista francés. Me gustó la ciudad, la cultura. Y me quedé durante siete años. Ahora, mantengo la residencia, pero voy y vengo. Estoy en Orillena seis meses seguidos y luego voy a París para estar mes y medio, más o menos.

P.- ¿Por qué volvió a España y se afincó en Orillena?
R.- Aunque vine con la idea de pintar los retratos de los vecinos del pueblo, he acabado pintando la verdura de sus huertos y en París, esto no lo podría hacer. No tardaré en volver, estoy preparando una nueva exposición para el mes de abril.

P.- Ha expuesto en ARCO, en Barcelona, en Zaragoza, en Madrid, en Londres, en París… ¿Cuál es la próxima?
R.- En el mes de septiembre inauguré la exposición “Retratos” en Torreón Fortea, Zaragoza. Creo que es una continuación a otra anterior “Vísceras y Alas”, pero en vez de ser de vísceras, es de verduras.

Ha recibido varias becas, entre ellas la beca Velázquez

P.- En un pueblo tan pequeño como lo es Orillena, ¿cómo ven los vecinos que se dedique a la pintura de forma profesional?
R.- Bueno, de origen soy de aquí, de Lanaja. La profesión de pintora es muy desconocida. En Francia o Estados Unidos está mejor considerada. Aquí está muy infravalorada, siendo una profesión de minorías. En Francia está la Maison des Artistes. En España habría que hacer algo parecido para mantener el estatus del artista fácilmente de manera oficial.

P.- ¿Encuentra mucha diferencia entre París y Orillena?
R.- Es un gusto volver aquí. Echo en falta la cultura y todo eso, pero el calor de la gente, lo compensa todo. París es una ciudad muy agresiva, mucho más que Barcelona y Madrid. Estoy contentísima con los vecinos de Orillena. No los conocía de nada antes de venir aquí. Todo el mundo se conoce y saben el nombre de mi hija. Sé que si la hubiera llevado a una guardería francesa, la maestra no se hubiera aprendido su nombre. Las dos cosas se complementan. Francia es una maravilla a nivel intelectual de estimulo, de cultura, de museos, de libros. La gente está más formada, tiene más inquietudes intelectuales y no es cuestión del nivel económico. Hay una tradición de formarse, una búsqueda personal, que aquí no lo encuentro tanto. Aquí pienso que a nivel emocional se vive mucho mejor. Las dos cosas juntas serían perfectas.

P.- ¿Cuál es su cuadro favorito?
R.- Esto es como una escalera, uno se monta encima de otro. Igual, ahora el cuadro del que más orgullosa me siento es último, pero porque hice cinco o seis antes, que en su momento me parecieron lo mejor que había hecho hasta entonces. Se va construyendo uno sobre otro.

P.- ¿Y el pintor que más le ha influido?
R.- Por la influencia directa que han tenido, mis amigos pintores: Eva Llorens en Girona, Elena Goñi en Pamplona y Pepe Cerdá en Zaragoza. Me han ayudado, sobre todo, en cómo tienes que moverte o para solucionar problemas concretos que tienes con un cuadro. Es una cosa que la universidad no te enseña. La universidad te enseña el abecedario, pero cuando te pones a trabajar, surgen los problemas. He tenido la suerte de encontrar unos amigos que me han ayudado mucho y siempre.

Llegó a Los Monegros con la idea de retratar a personas del lugar, pero luego cambio de parecer

P.- ¿Qué les parece la opción que ha escogido de vivir en Orillena?
R.- Les parece que para trabajar en el taller es perfecto, pero que vivir todo el tiempo en Orillena es duro, por el aislamiento intelectual. Tengo la suerte de poder ir a Zaragoza y Huesca con asiduidad y a Paris regularmente. Vivir sólo aquí, de forma permanente sería duro para mí.

P.- ¿Merece la pena tanto sacrificio?
R.- No me arrepiento para nada de pintar. Podría haber hecho otras cosas en la carrera que me hubieran reportado más beneficios. Pero este medio es muy oscuro y aprendes a base de equivocarte. Hay que tener claro que la finalidad del pintor, a diferencia de otros trabajos, es pintar. Vender es necesario pero no es la finalidad del trabajo. El pintor vende para poder seguir pintando, pero no pintas para vender, Aunque no ganara dinero, también pintaría todos lo días. Me siento donde tengo que estar, afortunada, para lo raro que es este medio. Si puedo trabajo 12 horas al día, intentando aprovechar las horas de sol.

P.- ¿Se gana lo suficiente?
R.- Depende de lo que se necesite; yo llevo años viviendo de esto, pero no tengo muchos lujos en mi vida cotidiana. El verdadero pintor vende para seguir pintando. Si intenta hacerse rico con la pintura es mejor que se dedique a otra cosa. Es una profesión muy difícil. Decir otra cosa es ingenuo. No, no sé exactamente cuántos cuadros vendo al año.