San Lázaro, historia viva de Zaragoza

El Balcón de San Lázaro ya se ha abierto a los zaragozanos y con él también lo han hecho los antiguos restos de los conventos que se asentaron en esta parte de la ciudad. El Convento de San Lázaro y el de Altabás revelan parte de la historia viva de la capital aragonesa. Ahora se han convertido en un pequeño museo a los pies del Ebro.

Zaragoza.- El proyecto de rehabilitación del Balcón de San Lázaro sacó a la luz parte de la historia viva de la ciudad. Ahora, esos restos se han convertido en un pequeño museo que queda a la vista de todos los zaragozanos. El Convento de San Lázaro y el de Altabás aparecieron durante la construcción de un nuevo mirador hacia el río y un túnel para soterrar el tráfico. El hallazgo obligó a cambiar el proyecto aunque ha legado algo más importane, un pequeño museo a los pies del Ebro.

El Real Convento de San Lázaro, que data de 1224, ha sufrido a lo largo de la historia diversas reformas. Entre 1674 y 1677 se acometieron transformaciones, entre las que destacan la remodelación de la Iglesias de San Lázaro ante el aumento de la comunidad religiosa.

Sin embargo, fue en el siglo XIX, durante Los Sititos de Zaragoza (1808-1809), cuando se fortificó con baterías para defender la ciudad y facilitar la provisión de víveres. Incluso el general Palafox lo utilizó para instalar allí su cuartel. Los franceses tomaron el convento el 18 de febrero de 1808, pero la iglesia y gran parte de su edificio ya habían quedado arrasados. Ante semejante ruina se reparó sólo lo indispensable para el uso de los religiosos.

El posterior hito histórico que vivió el convento se produjo con la desamortización de Mendizábal, en 1836. La infraestructura se arrendó para almacenes de granos, pajares, habitaciones y demás usos que contribuyeron a su ruina final. También se utilizó como presidio.

En el siglo XX, hacia los años 40, sobre los restos de este convento se construye el Cuartel de San Lázaro, que terminó siendo zona de reclutamiento hasta que fue demolido en 1983, construyendo en este solar un aparcamiento de autobuses y una pequeña zona verde.

Ambos conventos se han convertido en un pequeño museo a los pies del Ebro

Llegados al siglo XXI y con motivo de la Expo 2008, se acometieron diversas obras dirigidas a renovar las riberas, entre ellas se actuó en el llamado Balcón de San Lázaro y aparecieron los restos y, con ellos, su célebre claustro con el pozo de aguas milagrosas.

El guía que cada fin de semana repite todo esto es Diego Rodríguez. “Hacemos un recorrido por la historia de los dos conventos y los restos que se han encontrado”, explica. Rodríguez señala que “se han encontrado un claustro central, los muros y un pasillo, también tres criptas, parte de la iglesia y una leprosería”.

Por su parte, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, recordó entre los cientos de vecinos que acudieron a la inauguración del Balcón que se trata de un proyecto muy “importante” con una inversión de 12 millones de euros. Allí también hizo referencia al hallazgo que obligó a paralizar las obras y rediseñar el proyecto que compatibiliza el tráfico de velocidad lenta con el paso peatonal en la superficie por la plaza-mirador.

“Encontramos los restos y en vez de huir decidimos hablar con todas las partes implicadas. Organizamos una comisión de seguimiento en la que estaba presente el Ayuntamiento, la empresa, Expoagua y asociaciones de vecinos y comerciantes”, indicó.

Claustro del pozo 

Los carteles que reciben a los visitantes en el museo rememoran la historia del Claustro del Pozo, parte de él se puede contemplar en la actualidad. Sus paredes estaban decoradas con efigies de mujeres ilustres del Antiguo Testamento, mientras que en las columnas que daban al jardín aparecían otras de varones insignes de la Orden de la Merced.

Los carteles que reciben a los visitantes en el museo también cuentan la historia del Claustro del Pozo

Convento de Altabás

Pero el de San Lázaro no es el único convento que se asentó sobre esta parte de la ciudad. El de Altabás también estaba situado a la entrada del puente de Piedra, lugar estratégico al ser la única entrada a Zaragoza, y su cripta fue arrasada con la voladura realizada por los franceses tras su retirada en 1813.

Este convento pertenecía a una comunidad de monjas franciscanas concepcionistas asentadas en este monasterio, al menos desde el siglo XIV. Según la tradición, dado que los libros de archivo ardieron en 1808 con el Primer Sitio a Zaragoza, el convento fue fundado en 1510.

Durante los episodios bélicos de Los Sitios, los franceses lo asaltaron, persiguiendo a las religiosas y matando a algunas de ellas, entre las que se encontraba la abadesa que cayó entre las balas en el puente de Piedra y fue sepultada en la parroquia de San Felipe.

El convento cayó definitivamente en manos francesas el 18 de febrero de 1809, aunque el 9 de julio de 1813 las tropas abandonaron la ciudad, volando tras de sí la última arcada del puente de Piedra y destruyendo, a su vez, la iglesia del convento que se hallaba en sus proximidades.

Con la desamortización de Mendizábal (1836-1851) el convento de Altabás quedó suprimido, trasladándose las monjas al convento de Jerusalén de las Clarisas. Su iglesia quedó constituida como parroquia y en los edificios, vendidos al Gobierno, se construyeron dos posadas.

El museo se puede visitar los fines de semana, sábados y domingos, de 11.00 a 14.00 horas, donde se realizan recorridos comentados e ilustrados.