JUICIO

Juzgan a doce personas por transportar drogas desde Galicia para venderla en Calatayud

En el banquillo de la Audiencia de Zaragoza se han sentado 12 personas acusadas de tráfico drogas. Los procesados formarían dos grupos: unos transportarían la droga desde Galicia hasta Aragón y los otros serían los que la vendían en Calatayud (Zaragoza). La Fiscalía pide penas de cárcel desde el año y medio de prisión hasta los ocho años.

Zaragoza.- En la Audiencia de Zaragoza se ha comenzado a juzgar a doce personas a las que se les acusa de transportar droga desde Galicia hasta Aragón para luego venderla en la localidad zaragozana de Calatayud.

El Ministerio Fiscal, que pide penas de cárcel que van desde el año y medio de prisión hasta los ocho años, mantiene que los dos grupos que formaban estaban “perfectamente” organizados y tenían sus respectivos “cabecillas”.

Uno de ellos sería Omar E., quien, junto con Abdelazziz Z. y Antonio César M., se encargaban fundamentalmente, según las acusaciones, de preparar coches para hacerles dobles fondos y poder viajar así con garantías mientras transportaban droga, y realizaban funciones de ‘lanzadera” en los viajes que efectuaban para proveerse de cocaína y speed.

Mientras, un grupo de jóvenes que residían en Calatayud y que estarían capitaneados por Diego G. T. y su novia, Peña L.M., distribuían la droga por las calles de este municipio y, especialmente, en la urbanización del campo de golf allí situada.

La detención de todos ellos se hizo como consecuencia de varias vigilancias y pinchazos telefónicos realizados por la Guardia Civil y autorizados judicialmente. Como consecuencia no sólo hubo los pertinentes arrestos, sino el registro de varios domicilios en el que se incautaron diferentes cantidades de drogas y dinero en efectivo.

Los abogados defensores -Juan Carlos Macarrón, Pablo Barcelona del Río, Jesús Sánchez Estarelles, Silvia Acien, José Ángel Roy, Esteban León, Pilar de Bonrostro y Alfonso Bayo- mantienen la libre absolución de los procesados. En alguno de los casos mantienen que las imputaciones son “meras conjeturas, a partir de unas escuchas telefónicas”.