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6/6/2012

Fran Osambela, autor del libro "Guantes rotos": "Es imposible que aparezca otro Perico Fernández en el futuro"

Francisco Javier Castarlenas Vaquero
Osambela es uno de los autores de "Guantes rotos"

Zaragoza.- El deporte aragonés contó en los años 70 con una figura emergente, capaz de proclamarse campeón de Europa y del mundo en menos de dos meses. Su nombre en el ring, Perico Fernández, cuya fama tocó cima el 21 de septiembre de 1974, momento en el que se impuso en Roma al japonés Furuyama y levantaba el cinturón que le acreditaba como rey mundial.

Cerca de cuatro décadas después, el ex boxeador no vive buenos momentos. La sociedad se enteró de su estancia en un burdel, donde dormía las noches que no disponía de un vehículo para cerrar los ojos. A través de la venta de cuadros que él mismo pinta, un homenaje de sus amigos y el libro “Guantes rotos”, se pretende devolverle a la máxima dignidad. Así, Fran Osambela, autor del libro junto a Rafael Rojas, reúne una serie de anécdotas y conversaciones que descubren al Perico más espontáneo.

Pregunta.- Es inevitable la pregunta. ¿Cómo está ahora Perico Fernández?
Respuesta.- A días. No se puede definir el estado de Perico en general. La última vez que me lo encontré, llevaba yo un ejemplar del libro y me dijo que no le gustaba la portada. Estaba absolutamente centrado, agradable, fenomenal, pero la anterior vez estaba más deprimido, más decaído y desmemoriado, necesita que le recuerden las cosas. Produce mucha ternura, dispara mucho la comprensión de las personas pero en general está rodeado de amigos y de gente que trata de ayudarle un poquito. Va por días y es un poco triste cuando le da el día malo, porque está decaído o depresivo, pero yo creo que saldrá adelante, tiene muchos amigos alrededor.

P.- Roma. 21 de septiembre de 1974. ¿Cómo lo recuerda él?
R.- El libro está basado en conversaciones con su mejor amigo en aquella época y ahora. Paco Millán viajaba con él y dormía con él, convivían. El libro nace de la idea de como Perico está muy desmemoriado, sentarlos a los dos o sacarlos a tomar una cerveza, pasear y grabar. Hay días muy curiosos, el mismo relato Paco se lo cuenta a las 17.00 horas y Perico lo completa. Llega el viernes, Paco lo repite y Perico ya no se acuerda, todo en la misma semana. Hay una frase que le dice Paco, ¿te acuerdas cuando fuiste campeón del mundo? Y se quedó quieto. A los dos días, estábamos con su hijo pequeño, con Pedrito, y le dice a su propio hijo: ¿Sabes que yo a tu edad era campeón del mundo?

P.- La relevancia de la figura de Perico Fernández parece que se ha diluido entre la última generación. ¿Cree que se puede recuperar?
R.- Yo creo que no, nunca, pero si hemos escrito este libro es para dar a conocer a unas cuantas generaciones la figura del deportista aragonés por excelencia. La segunda parte del libro, que la escribe Rafael Rojas, es un pequeño ensayo que analiza hasta qué punto Perico, junto a Conchita Fernández y Carlos Lapetra, posiblemente sea el mejor deportista aragonés de todos los tiempos. Si ahora paramos a nueve de cada diez personas en la calle y se lo dices, te dicen que no. La gente te puede hablar de Escartín, Lapetra, Sheila Herrero o Epi. La idea fue recuperarle lo que un día fue desde un punto de vista popular.

Osambela tiene claro que no habrá otro como Perico Fernández
Osambela tiene claro que no habrá otro como Perico Fernández

P.- Se dice que no podía ni andar prácticamente por la calle.
R.- Rafa dice una cosa que me gusta mucho copiar y es que no hay nadie en Aragón que sea comparable a aquel Perico, si lo trajéramos a nuestra historia actual no podría decir es como éste, porque es más. Era tremendo, tenía amigos con los que iba en moto y cuando dejaban la moto seguían en casco para ir por los sitios porque si le reconocían le paraban. Cuando iban al cine entraban empezada la película y se marchaban antes de acabar. Los medios de comunicación nacionales se lo rifaban porque les llenaba horas porque es muy espontáneo y divertido. No lo tenían como un rellena-programas, pero les hacía un gran papel.

P.- El homenaje o este libro sin duda deberían servir para devolverle a la sociedad. ¿Cree que puede ser un punto de inflexión para él?
R.- Ésa fue la idea. Cuando los amigos deciden hacer el homenaje él está viviendo en un burdel, en un club nocturno de General Sueiro. Unos días dormía en un coche, o en una pensión si le dejaban dinero o en el puticlub. Cuando las chicas terminaban de trabajar le decían “esa cama para ti”. Ahora a Perico se le da dinero por los cuadros que pinta, no es una obra de caridad porque están muy bien. Estos amigos contactaron, hicieron un homenaje, lo volvemos a poner en sociedad y la recaudación es para él y de paso tramitamos a ver si hay suerte con el Ayuntamiento un piso de alquiler. Se portó bien, le tramitó el piso y puso el Teatro Principal para que se pudiera hacer ese homenaje. Se recaudó dinero, más de 6.000 euros, lo que supongo que sirve para que Perico arranque otra vez. La idea es que con esta cantidad y la venta de forma irregular y ordenada de los cuadros pueda salir adelante. Es un mago para trabajar la madera. A no ser que ordene su venta de cuadros, he de confesar y me fastidia ser pesimista que no se me ocurre cuál puede ser la salida de Perico.

P.- ¿Cómo nace la idea de escribir “Guantes Rotos”?
R.- “Guantes rotos” es por encima de todo un trabajo periodístico, un reportaje de periódico a lo bestia. Paco Millán te cuenta las cosas con una sencillez que no se da cuenta la noticia que tiene en la mano. Que ha probado la comida de Perico por si estaba envenenada, esperaba media hora y luego le dejaba a él comer. O que estaban antes de jugarse la defensa del campeonato del mundo comprando discos. Una anécdota detrás de otra daba para un reportaje para El Periódico que permite extensiones de tres o cuatro hojas, pero cuando me puse a escribir llevaba once páginas y no había contado nada. Así que apareció la idea del libro.

P.- Pero el proyecto sufrió un parón. ¿Cómo se reinició?
R.- Perico está encerrado en el club y no tiene llaves para salir y Paco está fuera muy preocupado porque ha visto todo el jaleo en los medios, especialmente nacionales. Cómo ha salido en La Noria que parecía un trapo, que fue patético verlo en televisión, su estado físico y cómo le trataron. Paco estaba fastidiado porque es su amigo y estaba cada uno en un lado de la puerta del club y asistí a esa conversación. Me di cuenta de que era muy fácil escribir el libro, sólo tenía que grabar y dejar que hablaran, lo iban a escribir ellos y así fue. El libro, en lugar de capítulos, tiene una cantidad de anécdotas completamente revueltas, individuales, poco relacionadas entre ellas. Son situaciones que vivieron juntos. El eje central son sus conversaciones pero todo lo que hablan yo lo voy confirmando de manera que, además de ellos dos, aparecen 20 ó 22 opiniones distintas. En torno a Perico hay 2.000 anécdotas y nosotros tenemos 30, quien quiera coger otras 30 que coja otras 30 y haga otro libro.

P.- Sobre la presentación, no podía faltar una recreación de combate de boxeo.
R.- La idea es hacer tres combates de exhibición, yo diría que sin excederse ya que no a todo el mundo le gustan los deportes violentos. Habrá tres parejas de púgiles haciendo una pequeña exhibición y a las 19.30 horas será el acto. Rafa y yo hemos elegido como padrino a Vicente Merino, que dentro del periodismo es una leyenda, y hablará del libro porque fue el primero en leerlo. Lo presenta Javier Segarra que es muy amigo de Perico y las mejores anécdotas de Perico las tiene él.

P.- ¿Alguna que se pueda contar?
R.- Perico se presentó un día en Madrid, estando Segarra trabajando en una sala de fiestas haciendo sus primeros pinitos y le vio venir desencajado. “¿Qué te pasa Perico?” Me tienes que llevar a ver al Rey, me van a meter en la cárcel y sólo me puede sacar él. Le dio tanto el coñazo aquella noche que le llevó a verlo y lo demás lo tendréis que leer...

P.- También estará presente José Antonio López Bueno, otro campeón del mundo aragonés.
R.- Todo se desarrolla precisamente en el club que ha montado José en Cogullada. No es el mejor sitio para presentar un libro o no lo parece, pero ya que es un libro de un boxeador hemos elegido un sitio lleno de sacos, tatamis, espalderas, ring reglamentario y todo el ambiente de los gimnasios estadounidenses. El escenario es inmejorable. Estarán Perico y Paco Millán, intentaremos reproducir alguna escena, a ver qué reacción tiene. Vamos a correr un riesgo porque puede llegar a decirte que no te conoce o que no te ha visto nunca. Después de la presentación, López Bueno dará una exhibición más subida de tono.

P.- ¿Es posible que aparezca otro Perico Fernández en un futuro?
R.- No, nunca. Porque desde el punto de vista físico, todo el mundo lo dice, la naturaleza de Perico era algo descomunal. De hecho a Perico no le gustaba entrenarse. Sacarle cada minuto de trabajo era un suplicio, no quería pegarle al saco, correr, hacer guantes. Se daba cuenta de que subiendo a un ring y dándole un guantazo a uno ya ganaba dinero, por lo que de lunes a viernes no quería hacer nada más. El golpe de derecha que tiene es tan brutal, que en ese peso era demoledor, era como que te pegaran con un yunque en la cabeza. Es un boxeador espontáneo, porque la naturaleza le dio eso y la capacidad de trabajar la madera con las manos.

Osambela destaca el derechazo del boxeador aragonés
Osambela destaca el derechazo del boxeador aragonés

P.- Y por supuesto por su carisma.
R.- Su carisma, forma de ser, manera de reaccionar, espontaneidad, la leyenda que le rodea…si lo sumas a su capacidad como boxeador, ya no sale otro seguro. Porque puede salir otro igual de bueno, pero si no aporta la energía de Perico pasa desapercibido. Tuvo una pelea en Bilbao y en boxeo cuando te anulan el combate por cobardía o falta de combatividad no cobras. En su carrera le decretaron cobardía en dos peleas. Una de ellas en Bilbao y según le hace la señal el árbitro de acabarse, le suelta una hostia que lo tienen que llevar al hospital. Eso trasciende de tal manera que pasan los años y le confiere una leyenda y le da un sabor a su figura que es muy difícil que se vuelva a recuperar. Cada reacción que tiene es más llamativa que la anterior. 

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